Los gases embotellados y otras muchas materias primas que se utilizan en la industria han registrado importantes aumentos de precios en los últimos años. Incluso antes de la crisis de la Covid-19, ya se observaban incrementos de tres dígitos en el precio del helio embotellado así como fuertes aumentos en otros gases industriales. Durante la propia pandemia se multiplicó por 5 a 10 la demanda de oxígeno embotellado, lo cual desestabilizó el equilibrio suministro-demanda y forzó el encarecimiento de los precios.
Los costes operativos han aumentado fuertemente en los últimos años y lo siguen haciendo, con el consiguiente impacto negativo sobre los resultados de las empresas. Al concretar estos incrementos de costes, la energía aparece en un lugar destacado de la lista.
Todos los sectores de industria manufacturera han registrado un encarecimiento de los costes energéticos en los últimos años. Los acontecimientos económicos y geopolíticos, especialmente en Europa, han impulsado los precios del petróleo y el gas hasta unos niveles sin precedentes y como resultado de ello las empresas están prestando mucha atención a las iniciativas de ahorro energético en todo el entorno de la fabricación. La materia prima en forma de aire tomado por un compresor puede ser gratuito en el punto de entrada pero el funcionamiento de un compresor desde luego no resulta barato.
Aunque los compresores modernos son más eficientes que los modelos más antiguos, la energía sigue siendo el mayor coste relacionado con su funcionamiento. Es lógico pensar, por tanto, que cuanto más económico sea el uso del aire comprimido utilizado en la planta de fabricación, menos energía será consumida por el propio compresor.
La mejora de la ergonomía en las estaciones de trabajo en fábricas y plantas ha sido objeto de una creciente atención en los últimos años y esto ha conducido a una mejora de la eficiencia en la cantidad de aire utilizado durante la fabricación. Sin embargo, a veces se pasan por alto los conductos que transportan el aire comprimido, a veces a lo largo de miles de metros.
Estos sistemas de suministro consisten a menudo en conductos elevados que incorporan juntas, atenuadores y conectores en línea. Todos ellos son propensos a sufrir fugas con el paso del tiempo que provocan ineficiencias. Es este tipo de planteamiento el que ha llevado a un gran fabricante de compresores a afirmar que algunas plantas pierden alrededor del 80% de todo el aire comprimido a través de fugas en conductos elevados y sistemas centralizados.
Por lo que se refiere a las fugas en conductos, la detección puede ser a menudo la parte más difícil del proceso de reparación. Estos conductos a menudo se encuentran muchas veces elevados para que no interfieran con las áreas operativas y las estaciones de trabajo, es decir, que pueden estar a varios metros del suelo por lo que las fugas simplemente pasan inadvertidas.
Teledyne FLIR ha presentado su nueva cámara acústica Si2-LD que ha surgido tras el modelo Si124. Esta cámara de segunda generación. contiene unos micrófonos mejorados que ahora son capaces de detectar sonidos en un rango más amplio de frecuencia, en concreto de 2 - 130 kHz. También se ha aumentado la distancia de detección: a 10 metros, puede detectar fugas de gas de 0,05 litros por segundo, y a 2,5 metros, es capaz de detectar fugas minúsculas a partir de 0,0032 litros por minuto, por lo que está capacitada para inspeccionar también los conductos elevados.
Muchas zonas son oscuras por lo que su observación resulta problemática, por ejemplo en minas y espacios reducidos. De ahí que la nueva cámara incorpore dos luces LED de muy alta potencia que iluminan la zona, permitiendo así identificar y analizar conductos concretos de aire y gas.
Las imágenes capturadas por la cámara de 12 megapíxeles se muestran en una pantalla de alta definición 1280 x 720 de 5” que es más brillante y nítida que su predecesora. La función zoom 8x también permite enfocar puntos problemáticos situados a más distancia.
El equipo directivo y financiero de la empresa no está interesado únicamente en la cantidad de gas fugado, sino que también quiere conocer el impacto financiero a lo largo del tiempo. Es entonces cuando la nueva cámara FLIR Si2-LD marca una gran diferencia ya que esta cámara incorpora un software que calcula el impacto económico de la fuga de gas o aire detectada. Este software, denominado Industrial Gas Quantification, puede calcular las pérdidas para diversos tipos de gases, como amoníaco, helio, hidrógeno, argón, dióxido de carbono y, por supuesto, aire comprimido. Este software exclusivo, junto con las nuevas funciones avanzadas de la FLIR Si2-LD, proporcionan información acerca de las fugas de gas que permite a los ingenieros de mantenimiento tomar las medidas correspondientes para solucionarlo y tienen un efecto inmediato y duradero sobre los resultados de la empresa.
La nueva versión además es muy ligera, por lo que facilita el análisis en toda la planta, y se suministra junto con un estuche de transporte a medida para mayor protección.
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