Cada pocos meses aparecen noticias de afectaciones o intoxicaciones ocasionadas por el mal estado de algunos productos de consumo, y el pasado verano no ha sido una excepción. El origen de los problemas puede ser muy variado, y algunos casos van relacionados directamente con incidencias en los procesos de fabricación.
EN ALGUNOS CASOS, LOS PROBLEMAS CON LOS PRODUCTOS DE CONSUMO VAN RELACIONADOS CON INCIDENCIAS DE FABRICACIÓN
Hace unos años, conversando con el director de operaciones de una importante empresa de bebidas fermentadas, me indicaba que uno de sus principales objetivos era el aseguramiento de la calidad de sus artículos. Para cualquier responsable de fabricación – decía - su mayor preocupación debería ser evitar la presencia de su marca en los medios de comunicación, como la causante de un problema de salud a los consumidores. Además, explicaba que en los incidentes más graves el fabricante permanece durante años totalmente desacreditado o incluso puede desaparecer del mercado.
Con la situación actual, donde existe una creciente variedad de referencias, cuando los lotes de fabricación son cada vez más cortos, las replanificaciones se suceden con mayor frecuencia, y los reajustes de formulación son periódicos, no parece fácil conseguir la calidad perfecta. Además, si hay operaciones manuales continuadas esta problemática se puede acentuar. En este entorno es posible que aparezcan errores involuntarios; afortunadamente los potencialmente perjudiciales para la salud son mínimos, pero en cambio son más frecuentes los que alteran las características del resultado y originan la insatisfacción de los consumidores. Por ejemplo: ¿A quién le gustaría que, por error, un postre de limón tuviera sabor a menta?
En estos asuntos una tecnología de automatización, bien empleada, puede reducir a la mínima expresión estas variaciones indeseadas. Un caso de uso típico es la aplicación de soluciones de fabricación por lotes (batch), con administración de materias primas, semielaborados y producto terminado. Algunos de estos sistemas incluso gestionan las dosificaciones manuales de aditivos, ya sea incorporando pesaje de precisión, lectura de códigos de barras, QRs, RFID, o bien mediante cuadros de diálogo en plataformas móviles, permitiendo la entrada de datos manuales e incluso la firma electrónica de los operadores. Estos softwares tienen la capacidad de comunicación bidireccional con sistemas de planificación, ERP o de laboratorio, de este modo la integración con las ordenes de fabricación, informes de lote y consumos puede ser totalmente automática.
Otro caso de uso habitual se relaciona con los sistemas de transporte desde los componentes hasta el producto final en planta. Actualmente las soluciones de AGVs y de transporte magnético posibilitan un control trazable completo, evitando colisiones, arbitrando colas, agrupaciones, buffers intermedios, etc. consiguiendo una fiabilidad muy elevada a pesar de la alta diversidad de referencias.
En definitiva, la creciente variedad en productos de consumo aumenta la complejidad de su fabricación. Por suerte la tecnología de automatización permite la gestión y mejora del aseguramiento de la calidad en todo el proceso de elaboración.
Antoni Rovira
Manager de Software y Control en Rockwell Automation Iberia
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Este artículo aparece publicado en el nº 549 de Automática e Instrumentación pág. 17.
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