¿Qué balance hace tras cuatro años al frente de la presidencia de FEIQUE?
Han sido cuatro años intensos, en los que se han sucedido acontecimientos de toda índole, con entornos inéditos, que han coincidido en un corto periodo de tiempo y que ha obligado a las empresas a buscar soluciones a los múltiples desafíos que hoy se presentan.
Se podrían señalar numerosos aprendizajes de este periodo, pero creo que lo más destacable ha sido el comportamiento del sector. Pese al entorno crítico, creo que la solidez demostrada por el sector químico español ha sido, una vez más, indiscutible y loable. En 2021 cerramos el ejercicio con una cifra de negocios de 77.241 millones de euros, en el que es cierto que los precios propiciaron dos terceras partes de un crecimiento de casi 20 puntos, pero sin obviar que nuestra producción prácticamente se incrementó un 6%, recuperando ampliamente la caída del 0,6% que registramos en 2020. Y esto es relevante si consideramos que, aun hoy, la economía española todavía no ha recuperado las cifras prepandémicas.
Aparte de nuestra capacidad productiva, la industria química española representa ya el 13,8% de la industria española, y genera el 5,6% del PIB, considerando sus efectos indirectos e inducidos.
¿Se han cumplido los principales objetivos que se planteó en el momento de acceder a la presidencia de la asociación más representativa del sector químico español?
No puedo estar más orgulloso del camino recorrido por el sector en este tiempo, un camino especialmente marcado por la incertidumbre. Pero a pesar de las dificultades, hemos seguido demostrando que somos un sector de una gran capacidad de adaptación y respuesta frente a las circunstancias más adversas como lo fue la pandemia, donde dejamos constancia más que nunca de la esencialidad de nuestra actividad en todos los ámbitos.
Generar riqueza y empleo de calidad en nuestro país ha continuado siendo un aspecto muy valioso que nos define: generamos 210.000 empleos directos de alta calidad por el salario (40.000 euros anuales de media) y estabilidad (93% indefinidos), y 710.000 considerando también los derivados de nuestra actividad. También somos un sector con un convenio propio -el último firmado en 2021- que se aplica a más de 250.000 trabajadores, y en el que creemos profundamente puesto que, además de estructurar y organizar de forma eficiente el sector, nos permite articular cuestiones relacionades con el desarrollo del talento, de la igualdad, e incluso establecer estrategias a largo plazo sobre el desarrollo competitivo de nuestras empresas.
Otro aspecto que en los que los últimos años se ha mejorado cualitativa y cuantitativamente ha sido en la internacionalización y en la competitividad en mercados exteriores. En 2021, exportamos por valor de 49.266 millones de euros (el 64% de nuestra cifra de negocios) situándonos por primera vez, como el mayor exportador de la economía española (por CNAE).
Y si en el ámbito de la I+D+i, otro de nuestros principales factores de competitividad, seguimos siendo líderes. Ya generamos el 27% de la inversión propia en I+D+, sin considerar la adquirida a terceros, acumulamos el 22% de los investigadores que trabajan en empresas industriales, e invertimos 10,5% de nuestro valor añadido en esta área, frente al 1,7% de la medida nacional.
Hoy más que nunca estas contribuciones son imprescindibles para mejorar la competitividad del país. Bien es cierto que seguimos teniendo por delante retos muy complejos que suponen un serio riesgo no solo al sector químico sino a toda la economía productiva.
¿Qué retos ha tenido que afrontar un sector como el químico en unos años marcados por la pandemia del COVID-19?
Nos hemos encontrado en estos años con un nuevo entorno político, una pandemia que ha causado gran impacto a nivel humano, socioeconómico e incluso geopolítico. En este caso concreto, la actuación de la industria química fue encomiable puesto que las capacidades productivas de nuestro sector permitieron no solo atender las necesidades de nuestro país, sino incluso exportar a terceros países productos esenciales. En España, hoy tenemos autonomía para producir más de 600.000 toneladas de cloro y desarrollar múltiples soluciones desinfectantes y tenemos también un sector farmacéutico -tanto en especialidades como en materias primas- puntero y eficiente.
Aparte de la pandemia, están siendo años marcados por la crisis energética global, amplificada y extendida por la invasión de Ucrania, que hoy está poniendo en jaque a la industria y a la economía europeas, y amenazando gravemente la seguridad mundial y con una inflación especialmente disparada en España.
Sin olvidarnos que, en este contexto, hemos mantenido siempre en el horizonte nuestro compromiso permanente en la lucha contra el cambio climático y el desarrollo de una economía eminentemente circular con el foco puesto en una Europa climáticamente neutra más pronto que tarde. Y tenemos que seguir avanzando, porque prácticamente todas las actividades económicas dependerán de los avances y tecnologías químicas para garantizar un futuro sostenible, neutro en carbono y circular.
Nuestra contribución será indispensable para avanzar en el campo de las energías renovables, de los gases renovables y el hidrógeno, y en los sistemas de almacenamiento energético. También desarrollamos las tecnologías que nos permiten reincorporar los residuos a la cadena de valor, o capturar y utilizar CO2 como materia prima, sin olvidar los desarrollo en áreas esenciales como la agroalimentaria, la sanitaria, la movilidad o las tecnologías digitales.
En este sentido, ¿cree que la sociedad es plenamente consciente de la importancia de un sector que genera el 13,8% del Producto Industrial Bruto y que es ya el mayor exportador de la economía española?
La pandemia y las situaciones y acontecimientos posteriores han puesto de manifiesto la necesidad de apostar por más industria y por más ciencia. Creo que al menos en ese aspecto se ha avanzado y existe una mayor conciencia global sobre el valor estratégico de disponer de una industria y ciencias avanzadas.
Un tándem que resulta clave para dinamizar la actividad económica, mitigar el impacto de las recesiones y garantizar la capacidad de producción y abastecimiento de múltiples productos esenciales para reducir nuestra dependencia exterior y prevenir situaciones que lamentablemente aún se siguen dando.
Ha quedado demostrado que es prioritario disponer de una base industrial sólida que sustente nuestra economía en los buenos y en los malos tiempos. Y en ese sentido, el sector químico y sus soluciones son palancas fundamentales para construir un modelo social y económico sostenible.
Además, usted preside desde 2019 el comité organizador de Expoquimia, que también se ha visto afectado por la situación generada por la pandemia. ¿Qué valoración hace del que es el evento de referencia del sector químico español?
Venimos de ediciones muy difíciles: en 2017 sufrimos una profunda disrupción a causa de la situación política del momento; en 2021 organizamos la llamada 'edición de los valientes', ya que fuimos el primer salón industrial de gran tamaño en toda Europa en volver a la presencialidad. Los que se atrevieron a participar se marcharon muy contentos. Se demostró una vez más que para generar confianza y desarrollar negocios no hay nada como el contacto personal. Esa es la gran virtud de Expoquimia, y la característica que no debemos perder de vista nunca: somos el mejor escaparate comercial y técnico del mayor sector exportador de la economía española.
Expoquimia, al igual que sus salones hermanos Equiplast y Eurosurfas, son plataformas donde ponemos en contacto de forma eficiente a expositores y compradores potenciales. Todo lo demás es secundario: si no se genera negocio la feria se convierte en un artificio muy caro, injustificable. Expoquimia tiene una historia brillante, se ha recuperado de momentos duros y afronta la edición de 2023 con gran optimismo, confiando en un equipo nuevo, en la recuperación del sector y en la capacidad de Fira de Barcelona para seguir siendo un gran actor de generación de intercambios comerciales.
En esta misma línea, ¿nos puede avanzar cómo será Expoquimia 2023?
Confiamos, en primer lugar, que sea una edición segura, presencial y más multitudinaria que la de 2021. Vamos a poner el foco en la innovación aplicada a tres ejes temáticos, sin los cuales no se entiende la química del presente y del futuro inmediato: la economía circular, la digitalización y la transferencia tecnológica. Seremos también anfitriones del Congreso de Ingeniería Química del Mediterráneo y de Smart Chemistry Smart Future, la plataforma multiempresa y multientidad de Feique, en cuya ágora celebraremos charlas y encuentros sobre las temáticas más diversas que afectan a nuestra industria.
Asimismo, por primera vez celebraremos una gran cena de gala en Montjuïc, donde confiamos reunir a expositores, clientes, asociaciones, Administración, congresistas y a todos aquellos que quieran palpar de cerca la enorme energía y vitalidad de nuestro sector.
Al frente del salón hay un nuevo equipo directivo. Teniendo en cuenta esta situación, ¿cómo cree que ha de ser el Expoquimia de los próximos años?
Nuestro entorno cambia constantemente, lo que afecta directamente a empresas y entidades como Fira de Barcelona o el salón Expoquimia. Tenemos que adaptarnos leyendo bien las nuevas tendencias, entendiendo qué buscan los clientes del siglo XXI y que no encuentran en las soluciones que les damos en este momento. Para tener éxito hay que resolver problemas, atender a necesidades, y hacerlo de forma ágil, lo que implica usar una mezcla de tecnología y de trato personal y servicio.
Las ferias se están reconfigurando, salón a salón, experimentando con nuevos formatos para ver qué es lo que funciona, y descartando lo que ya sabemos que en el canal online es suficiente. Es un proceso de aprendizaje fascinante, que se está produciendo ante nuestros ojos. El nuevo equipo de Expoquimia es, sobre todo, un equipo multidisciplinar que combina larga experiencia, capacidad de escucha y análisis, y una fuerte orientación al cliente y al servicio. Con estos ingredientes, no podemos fallar.
Ya, por último, ¿cómo ve el futuro del sector?
La industria química seguirá creciendo a largo plazo, tiene un futuro brillante por su carácter transversal y necesario para multitud de otros sectores. Sin nuestras soluciones no se podrán desarrollar las tecnologías necesarias para la descarbonización, para las energías renovables o para la economía circular. Sin química, una química segura, innovadora, sostenible, digital, circular y orientada al bien común, no hay futuro sostenible posible.
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