Las instalaciones automatizadas interaccionan con sus usuarios mediante interfaces Hombre-Máquina (HMI) o sistemas de supervisión (SCADA). El diseño de las aplicaciones sobre estos entornos gráficos, en cuanto a la estructura de pantallas, navegación, accesos, disposición de la información, formas, tamaños y colores, puede determinar su utilidad operativa. En la práctica hemos visto muchas veces pasar por alto este aspecto, causando dificultades y condicionando el manejo de las instalaciones.
El diseño de la representación gráfica determina el manejo útil de la instalación
Los sistemas de supervisión basados en software son herederos de los antiguos paneles sinópticos, donde las órdenes se establecían mediante pulsadores y selectores manuales, mientras que la información se presentaba a través de leds, pequeños displays e indicadores analógicos. Las primeras representaciones sobre HMIs reproducían ese formato antiguo de los paneles manuales, pero gracias al desarrollo del software pronto cambiaron a entornos mucho más ricos en contenido y prestaciones. Precisamente, disponer de una flexibilidad gráfica casi ilimitada orientó a realizar desarrollos de pantallas más complejos, pero en algunos casos se convirtieron en confusos para los operadores. Para evitar este desconcierto en muchas fábricas se establecieron estándares de representación, sin embargo, estas pautas no eran consistentes entre diversas empresas, y suponían una gran dificultad para los desarrolladores de las librerías de objetos y de los proyectos. Por ejemplo, era frecuente representar los dispositivos digitales con: rojo como parado y verde para la marcha (reproduciendo el código de los pulsadores eléctricos). Pero algunos países esos colores en un SCADA los interpretaban precisamente en el sentido contrario!
Con el paso del tiempo la complejidad en algunas aplicaciones se sofisticó de forma excesiva. Recuerdo un proyecto, de hace años, donde el requisito de la empresa exigía que el SCADA de su proceso dinamizara el color interior de las tuberías, válvulas, bombas y demás objetos con el color representativo del fluido que circulaba en cada momento (producto, solución de limpieza, agua, etc.). Esto obligó a desarrollar un software específico de cálculo y arrastre de trayectorias, que complicaba notablemente la creación, depuración y mantenimiento del código.
Afortunadamente las circunstancias han evolucionado, y cada vez se presta más atención al empleo práctico de estas representaciones gráficas. Además, desde la aparición en 2015 del estándar ANSI/ISA-101.01 este escenario está cambiando, siendo un marco de trabajo que permite definir la estrategia, guía de estilo y herramientas para un entorno de supervisión actualizado. En definitiva, el estándar ISA 101 está diseñado para mejorar la ergonomía y utilidad de los sistemas de supervisión.
Con ISA 101 las representaciones visuales son aparentemente menos vistosas, donde predominan las tonalidades grises, con librerías de objetos armonizadas, y donde sólo se destaca aquellos eventos o acciones que son relevantes para el operador. De este modo, gracias a este estándar se puede conseguir una mejora significativa en el SCADA, y por tanto en la forma de gestionar una instalación automatizada. Esta es una práctica de uso altamente recomendable.
Antoni Rovira,
Manager de Software, Control y Dispositivos Inteligentes
en Rockwell Automation Iberia
pág. 22.
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