En un contexto histórico en el que la producción industrial ha ido descendiendo en las dos últimas décadas en un 28,8%, el sector químico ha crecido prácticamente año a año desde 2009, con tan solo leves descensos en el periodo 2012-2013. Desde 2007, esta industria ha aumentado su producción en un 18%. Son datos de Feique, presentados por su presidente, Carles Navarro, en un acto celebrado a principios del mes de junio.
El sector químico generó una cifra de negocio de 64.519 millones de euros en 2020. A pesar del descenso del 2,9% respecto al año anterior, y en uno de los peores años para las economías de todo el mundo, un total de 711.620 personas están ocupadas de forma directa o indirecta en el sector químico, lo que representa un 3,7% de la población activa ocupada en España. Estas son algunas de las conclusiones sobre el estado del sector en España que Carles Navarro, presidente de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique) y director general de BASF, presentó el pasado 1 de junio en un acto celebrado en IQS en el que Jordi Díaz, decano de IQS School of Engineering, actuó como moderador.
En un contexto histórico en el que la producción industrial ha ido descendiendo en las dos últimas décadas en un 28,8%, este sector ha crecido prácticamente año a año desde 2009, con tan solo leves descensos en el periodo 2012-2013. Desde 2007, esta industria ha aumentado su producción en un 18%. Asimismo, fue uno de los pocos que consiguió aumentar el número de empleados en 2020, alcanzando una cifra récord de 209.300 empleos directos. Por tanto, el sector destaca por ser el principal en estabilidad laboral, con un 94% de asalariados a tiempo completo, 19 puntos porcentuales por encima de la media industrial española, y los trabajadores perciben de media un salario anual de 38.147 euros, un 63% más que el salario medio del país.
“El sector químico tiene un papel estratégico en la recuperación económica de España. El 40% de la producción va al consumidor final, por lo que a medida que regresemos a niveles previos a la pandemia, seguirá creciendo”, opinó Navarro.
Por zonas geográficas, Cataluña lideró un año más la producción química a nivel estatal, con el 43%, seguido de Madrid (13,5%) y Andalucía (12,7%): “Tarragona es el polo químico más desarrollado del sur de Europa. Su producción supone el 25% del total de España y supuso 41.000 empleos”, añadió el presidente de Feique.
Por otra parte, las exportaciones de productos químicos reportaron el pasado año 36.570 millones de euros al cómputo global del sector, un 6,1% menos que en 2019. A pesar del descenso causado por la baja demanda debido a la Covid-19, las exportaciones representaron el 58% del total de la cifra de negocios, lo que hace de la química el segundo sector más exportador, tan solo superado por la automoción. Los principales mercados exportadores fueron Francia (3.934 millones de euros), Alemania (3.934 millones de euros) e Italia (3.934 millones de euros). Sin embargo, los nuevos mercados se han abierto paso y la UE ha pasado de representar un 69% de las exportaciones a un 59%, mientras que países como Estados Unidos o China han multiplicado su demanda hasta en diez veces.
Otro dato muy importante a tener en cuenta: el sector químico cerró 2020 registrando el mejor comportamiento de toda la economía productiva española con apenas una caída de la producción del 0,4%, lo que contrasta con el conjunto de la industria manufacturera que decreció un -10,1%. En concreto, el área farma creció un 2% y el área química se redujo el 1,7%, los dos mejores resultados de la industria manufacturera (es decir, excluidas las industrias extractivas, la energía y el agua). Sin embargo, este resultado no fue homogéneo entre todos los subsectores de la química, integrada por más de 20 subsectores y más de 30.000 productos diferentes. Varios subsectores como la farmaquímica, productos de limpieza e higiene y la agroquímica química crecieron, mientras que los sectores más dependientes del automóvil y la construcción no pudieron mantener toda su capacidad productiva.
Unos días después, el propio Carles Navarro destacó en rueda de prensa la sólida recuperación que está experimentando el sector en 2021 que se traducirá, al cierre del ejercicio, en un previsible crecimiento del 7,1% para la cifra de negocios, alcanzando un resultado récord de 69.100 millones de euros y un 10,2% para las exportaciones, hasta los 40.300 millones. En el caso de la cifra de negocios, un tercio de este crecimiento lo proporcionará la producción y dos tercios, los precios. Al contrario que en 2020, el crecimiento se producirá casi íntegramente en el área química (CNAE 20), presentando la farma (CNAE 21) un comportamiento estable y sin apenas cambios.
Respecto a la producción, se espera que el crecimiento llegue al 2,4%, que podría ser más elevado si determinados sectores tractores como la automoción y la construcción tuvieran una recuperación algo más intensa de la prevista a día de hoy. Así, el crecimiento será más elevado en la primera mitad del año (de hecho, en el primer trimestre ya creció cerca del 2%) e irá equilibrándose en el último trimestre al compararse con los últimos meses de 2020, donde el sector ya estaba en proceso de recuperación.
Gran parte de la resistencia global del sector se debe a que la química ha sido esencial para combatir la pandemia: desde productos farmacéuticos y gases medicinales, hasta desinfectantes y geles, materias primas para mascarillas y equipos de protección. De hecho, la química está declarada sector esencial en la Ley de Infraestructuras Críticas.
Contabilizando el año 2020, esta industria acumula un crecimiento productivo del 18% en España desde 2007, a pesar de las dos crisis más importantes que han acaecido en el mundo en los últimos 80 años: la financiera y la sanitaria. Dichos datos denotan la gran solidez del sector y de sus más de 3.000 empresas, un tercio de las cuales tienen en España una edad superior a 20 años, lo que duplica la durabilidad del conjunto de empresas en nuestro país.
Uno de los factores que mayor impacto tiene sobre la competitividad del sector es el precio eléctrico, que presenta tres problemas bien identificados por la industria química: uno es el mercado mayorista, otro son los costes regulados y un tercero, los mecanismos de compensación. Tal y como explicó Navarro, “la suma de todos ellos genera un precio final de la electricidad que supone un lastre competitivo difícilmente soportable para toda la industria básica y estratégica española. Baste decir que hoy, una empresa electrointensiva española paga por su Kw un 116% más que una compañía francesa y un 58% más que una alemana”. En cuanto al mercado mayorista, el precio medio previsto en 2021 alcanzó el récord histórico de 67,5 €/MWh al cierre de mayo con expectativas de mantenerse en estos rangos también en 2022. Sin duda, tal y como indicó Navarro, un precio influenciado simultáneamente por el crecimiento del precio del CO2 y los altos precios del gas.
Ante esta situación, el Gobierno ha expuesto a consulta pública un anteproyecto para evitar que a los consumidores como el sector químico, se les facture, como viene ocurriendo en los últimos 15 años, el precio del CO2 en tecnologías que no lo emiten y cuya inversión se realizó con anterioridad a 2005. El sector químico está de acuerdo en la línea de la propuesta, si bien considera que el mercado eléctrico necesita una profunda revisión puesto que no resulta lógico que en un mismo día se pase de tarifas horarias a cero euros a 100.
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