Poco a poco nos vamos dando cuenta de la importancia de aprovechar correctamente los recursos naturales y del significado del término “sostenibilidad”.
En esta dirección van encaminados todos los esfuerzos en I+D de las grandes empresas tecnológicas del sector energético, así como las distintas medidas legislativas que los gobiernos a nivel mundial han ido tomando. La eficiencia energética y la sostenibilidad deben ir de la mano para conseguir mantener la estabilidad y la calidad de los servicios energéticos, reduciendo el consumo real de energía, pero manteniendo la misma calidad de vida o mejorándola, logrando reducir la contaminación y el precio de la energía.
Son muchos los recursos naturales que ya se aprovechan de manera eficiente para intentar sustituir los combustibles fósiles como fuente de energía. La energía hidroeléctrica y la eólica son sin duda las más implantadas. Destacan por su crecimiento a medio plazo la energía fotovoltaica y la termosolar, y por su importancia medioambiental la energía generada a partir del reciclado de cualquier tipo de residuo.
Hay otras fuentes de energía emergentes pero muy complejas como las energías marinas u oceánicas en sus diferentes opciones como son la energía undimotriz u ola motriz, que se nutre del movimiento de las masas de agua; la energía maremotérmica, que aprovecha la diferencia de temperatura entre el fondo y la superficie de los océanos así como la llamada energía azul o de potencia osmótica que es la que se obtiene a partir de la diferencia entre la concentración de sal del agua de mar y del agua del río que es la llamada energía de gradiente salino. Otras fuentes son la energía geotérmica que produce calor y electricidad igual que con la bioenergía, por medio del aprovechamiento de la materia orgánica.
Ejemplo claro de la búsqueda de la sostenibilidad es la transformación que se viene produciendo en el sector del transporte en el uso de los llamados vehículos eléctricos. Para que esta transformación tenga sentido es necesario que la fuente primaria para generar la energía de recarga sea también “sostenible”. No tendría sentido recargar los vehículos eléctricos con la energía producida en centrales de carbón.
El consumo extra derivado de la implantación de este tipo de vehículos sería perfectamente asumible desde el punto de vista de generación energética. Por ejemplo, si en 2030, como se supone, la flota de este tipo de vehículos alcanzase los 3.000.000 en España, el extra de consumo sería de 2.697 GWh, que en porcentaje supondría un 0,86% del total de la electricidad consumida. El vehículo eléctrico tiene todavía algunos retos tecnológicos importantes principalmente la recarga rápida de las baterías.
Un claro ejemplo de sostenibilidad es el tratamiento y separación de los residuos sólidos urbanos. En España cabe destacar el proyecto ‘Waste 2 Biofuels’ puesto en marcha en la planta de Babi Lafuente (Salamanca) inaugurada en 2013, con capacidad para procesar 25.000 toneladas de residuos sólidos urbanos y producir hasta 1,5 ML de bioetanol apto como combustible. Esta tecnología desarrollada por Abengoa obtiene biocombustibles de segunda generación mediante un tratamiento de fermentación e hidrólisis enzimática que transforma la materia orgánica en fibra orgánica rica en celulosa y hemicelulosa que posteriormente se convertirá en bioetanol. Es por lo tanto una fuente de energía renovable y limpia.
Otro ejemplo de energía sostenible es la fotovoltaica. En España ha evolucionado con altibajos debido a los cambios que se han ido produciendo en la legislación durante las últimas décadas. España, por sus características climáticas y la dependencia energética exterior que tiene, ha sido uno de los primeros países del mundo en I+D en el aprovechamiento de la energíasolar. Entre 2007 y 2009 se construyeron algunas de las mayores centrales fotovoltaicas.
En 2007 se inauguró la primera central térmica solar de Europa en San Lúcar la Mayor, Sevilla (Abengoa). En 2008, gracias a una legislación favorable, fue uno de los países del mundo con más potencia fotovoltaica instalada en un año. Posteriormente se produjo un parón en la construcción de nuevas plantas y no es hasta 2013 cuando la producción de electricidad mediante la energía fotovoltaica marca un récord superando a la electricidad producida con el gas. En junio de 2016 la energía termo solar batió récords de producción de electricidad llegando a generar el 4,4% de la electricidad total en España.
En la actualidad, 2018 ha sido un año de crecimiento de la potencia instalada en España llegando a los 261,7 MW de nueva instalación (94% más que en 2017) según La Unión Española Fotovoltaica (UNEF). El autoconsumo ha sido el principal impulsor de este incremento. Probablemente esto se ha debido a la caída de los costes de los paneles solares. Las expectativas para 2019 son de un año récord en instalación de potencia renovable fotovoltaica, debido a las normativas que desde Bruselas apoyan el autoconsumo y el nuevo reglamento que se prevé poner en marcha en España.
Se innova también en el campo de las fotovoltaicas con las nuevas plantas flotantes, negocio solar liderado por China y que se prevé que en una década pueda llegar a mover más de mil millones de euros. Es una tecnología que surgió en Japón en 2007 y que hoy en día ya se ha implantado en EE.UU y Europa. En 2018 la capacidad instalada global acumulada fue algo más de 1,1GW. Es una tecnología que se ha desarrollado para zonas con poco suelo disponible. Su instalación es más cara pero también más eficiente que la terrestre o de tejados. Además, supone una serie de ventajas técnicas que se derivan precisamente del agua sobre la que se instalan las plantas, como la auto refrigeración de la propia planta que evita que los módulos alcancen altas temperaturas, lo que disminuiría la producción de energía. En España sólo hay de momento dos plantas de estas características, la primera, implantada en 2017 en Lorca.
La empresa israelí Solaris Synergy (2008) es una de las firmas punteras en este campo. Uno de sus trabajos es la planta de 100 KW instalada en Singapur.
En cuanto a la energía eólica, a finales de 2018 se presentó el que será, a finales de 2019, el mayor parque eólico flotante del mundo. Es el proyecto Windfloat Atlantic firmado por el grupo EDP Renovables, la empresa portuguesa que participa con un 79,4% , además de Repsol, con el 19,4% y Principle Power con el 1,2%. Será una planta con una capacidad instalada de 25 MW. Esta planta será un ejemplo de la generación de electricidad con bajas emisiones de carbono, lo que contribuirá a la sostenibilidad futura.
El futuro de la hegemonía del carbón y el petróleo está en declive debido a los esfuerzos que se vienen realizando en en I+D en las últimas décadas y a la regulación del sector desde la Unión Europea, aunque a pesar de los grandes cambios sufridos en el sector energético, la sostenibilidad sigue siendo el caballo de batalla de los gobiernos y las empresas tecnológicas.
José Bielza (miembro del Consejo Asesor de Automática e Instrumentación)
Este artículo aparece publicado en el nº 508 de Automática e Instrumentación, págs. 44-45.
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