Hace más de diez años asistí a una conferencia sobre la evolución de los puestos de trabajo industriales en Estados Unidos. En aquellos momentos el ponente ya expresaba su preocupación por la falta de personal, con la cualificación y experiencia suficiente para mantener la fabricación y los nuevos retos que surgían. Consideraba como causas: tanto la jubilación de los “baby boomers”, como la necesidad de incorporar otros perfiles técnicos, acorde a los nuevos requisitos de consumo y sociales.
En la actualidad, en Europa ya nos está afectando una situación parecida; se está retirando de la industria una generación numerosa y con mucha experiencia. En paralelo, al invertirse la pirámide demográfica, hay menos jóvenes entrando en el mundo laboral, y aunque ha aumentado la proporción de los estudiantes universitarios, la variedad creciente de titulaciones hace difícil cubrir las plazas de ingenieros destinados a procesos de fabricación.
A la vez, la industria demanda nuevos puestos de trabajo que implican conocimientos totalmente diferentes, por ejemplo: ingeniero en mecatrónica, científico de datos, técnico en IioT, experto en ciberseguridad, etc. En un estudio realizado hace unos meses por Dell Technologies/IFTF, un conjunto de expertos estimó que: en el año 2030 el 85% de las profesiones en que trabajarán los estudiantes actuales todavía no se han inventado. En definitiva, el panorama parece inquietante.
En el año 2030 el 85% de las profesiones en que trabajarán los estudiantes actuales todavía no se han inventado
En estos momentos los titulados en ingenierías y estudios técnicos encuentran trabajo con más facilidad que hace unos años. Pero, los puestos más especializados siguen siendo muy difíciles de cubrir. Y, con la escasez de personal técnico experimentado, ha aumentado la rotación de especialistas en muchas empresas. Considerando el elevado coste destinado a formar a los ingenieros en un sector determinado, y los años necesarios para conseguirlo, ahora mismo es todo un reto mantener a los trabajadores de alto valor.
Con la escasez de personal técnico experimentado ha aumentado la rotación de especialistas en muchas empresas
¿Se puede cambiar esta tendencia? Ya estamos viendo iniciativas para mejorar esta situación. Algunas pasan por la atracción de personal de alta capacidad, joven y recién titulado, proponiendo programas de trabajo-formación continua atractiva, y una remuneración diseñada para proporcionar una larga carrera profesional. En otros casos se están reciclando expertos de otros sectores, para instruirlos en algunas áreas industriales concretas (por ejemplo, en Estados Unidos ya existen programas de formación técnica para exprofesionales del ejército de media edad). También nos encontramos con empresas que han optado por recuperar a algunos empleados recientemente jubilados como consultores asociados. Y además, como no, la tecnología ayuda a incrementar la transferencia de conocimiento y la productividad. En definitiva, hay varias líneas de trabajo en curso para intentar reducir esta brecha. Pero esto no es todo; ¿por qué no colaboramos todos los ingenieros que estamos en activo?, por ejemplo: difundiendo mejor entre nuestros universitarios las amplias posibilidades de carrera que permite la ingeniería industrial. Para ello debemos fomentar más la colaboración empresa universidad, y aumentar en lo posible la permeabilidad de profesionales entre estos ámbitos.
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