La seguridad alimentaria es, desde hace muchos años, una de las máximas prioridades de los fabricantes de alimentos y los consumidores. De hecho, el Informe de perspectivas de la fabricación alimentaria 2016 de la revista estadounidense Food Processing reveló que la cuarta parte de los fabricantes la consideraron su prioridad número uno. Aquí, Shan Zhan, responsable de negocio global de Food & Beverage dentro de la división ABB Control Technologies, explica cómo las tecnologías inteligentes están ayudando a los fabricantes a cumplir con creces las normas de seguridad alimentaria.
En los últimos años, se ha producido un número alarmante de retiradas de alimentos. Tan solo en los Estados Unidos, las retiradas de productos han aumentado en un 250 por ciento en los últimos diez años según un informe sobre la seguridad alimentaria mundial elaborado por Swiss Re. Este ritmo no presenta signos de frenarse en el futuro, a la vista de que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos ordenó un total de 764 retiradas en 2016, un incremento del 22 por ciento respecto del año anterior.
El problema no es en absoluto exclusivo de los Estados Unidos. En el conjunto de Europa, se transmitieron un total de 847 alertas a través del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) de la Unión Europea durante 2016. Una alerta a través de esta instancia indica que un alimento con riesgo grave ha llegado al mercado y se requiere una medida urgente, por ejemplo, su retirada.
Estas estadísticas dejan claro que, por mucho que la seguridad alimentaria tenga la máxima prioridad, sigue llegando al mercado una cantidad considerable de producto contaminado. En particular, la mayoría de estos productos contaminados presentan patógenos, normalmente Listeria, E. coli y Salmonella.
Los responsables de producción de alimentos deben identificar la fuente de esta contaminación y actuar en consecuencia. Se trata de una labor que cada vez resulta más sencilla gracias al auge de las tecnologías inteligentes en las plantas de producción, en especial, los sistemas de ejecución de fabricación (MES) inteligentes, que permiten trazar los ingredientes en toda la cadena de suministro gracias a su conexión a productos de análisis y medición de alimentos y a la transferencia de datos en tiempo real.
Por ejemplo, patógenos tales como E. coli contaminan los ingredientes crudos a través de la exposición a las heces de los animales que transportan esta bacteria. Con un MES eficaz y capaz de proporcionar un seguimiento genealógico en tiempo real y un análisis de ingredientes, los responsables de producción reciben una alerta y pueden identificar rápidamente qué lote contenía la bacteria y rastrearlo hasta su origen en la cadena. A continuación, esta información se transmite a sistemas externos para notificar rápidamente al personal de la planta.
Los responsables de producción también pueden cruzar la información para determinar si la causa de la contaminación está en el origen de los ingredientes o en la contaminación de equipos. Aunque cada vez son más las plantas de producción que utilizan robots esterilizados de procesamiento de alimentos para maximizar la higiene y reducir la contaminación, otras siguen usando equipos que están expuestos a la contaminación bacteriana. Identificarlas es un paso crítico para abordar el problema de manera adecuada.
La tecnología inteligente ayuda a los responsables de plantas y producción a lograrlo en menos tiempo y con un mayor grado de exactitud, previniendo así el riesgo y el coste de una retirada de producto y garantizando a la vez el cumplimiento de las normas y las mejores prácticas de la industria.
Es probable que la seguridad alimentaria siga estando siempre entre las máximas prioridades de los responsables de producción de todo el mundo. Con el auge de las tecnologías avanzadas y los sistemas inteligentes en las plantas de fabricación de alimentos, las empresas pueden gestionar sus normas de seguridad y el cumplimiento normativo de una manera más sencilla y ágil.
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