La industria española representaba un 18,7% del PIB en el año 2000. En 2018 ese porcentaje se situó en el 16,2%, datos que se acentúan en el caso de la industria manufacturera, que ha pasado del 16,2% al 12,6% en el mismo período y su Valor Añadido Bruto (VAB) bajó del 17,8% en el año 2000 al 14% en el 2018.
Es una de las principales conclusiones del Barómetro Industrial 2019 que ha elaborado el Consejo General de Colegios Oficiales de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales (Cogiti) y el Informe sobre perspectivas de la Industria, realizado por el Consejo General de Economistas (CGE). "Todas las cifras, estudios y diferentes realidades, nacionales e internacionales, ponen de manifiesto que tanto la recuperación económica como su posterior sostenimiento a largo plazo dependen de un sector industrial potente y sólido", apuntó durante la presentación de los documentos Valentín Pich, presidente del CGE, celebrada la semana pasada.
La industria 4.0, la asignatura pendiente
Según el Barómetro Industrial 2019, la industria 4.0 es todavía una asignatura pendiente para el sector industrial (de los más de 3.000 ingenieros técnicos industriales de todos los ámbitos productivos y de toda la geografía española que han participado en el estudio, solo el 22,6% considera que se han implantado, o se tiene previsto implantar, actuaciones relacionadas con el nuevo modelo de industria 4.0.
"La Comisión Europea, a través de llamado renacimiento industrial europeo, tiene fijado como objetivo alcanzar el peso del 20% de la industria en el PIB para el año 2020, lo que requiere de, por un lado, un muy considerable aumento de la competitividad, y de otro, políticas públicas que favorezcan todo un ecosistema empresarial, educativo y de facilidad normativa en esa dirección", añadió Pich. España es el quinto país europeo en cuanto a volumen de facturación del sector industrial y número de empresas, por detrás de Reino Unido, Italia, Francia y Alemania.
El presidente de Cogiti, José Antonio Galdón, hizo referencia a varios aspectos necesarios para la mejora de la industria, entre los que se encuentra una política energética estable y barata para inversores, el acceso al crédito para la mejora tecnológica de la industria y una armonización de las normativas autonómicas y locales, que proporcionen seguridad jurídica.
Galdón también subrayó la necesidad de fomentar la cultura industrial dentro del sistema educativo español, así como la consolidación de programas conjuntos de investigación en pymes y seguir invirtiendo en infraestructuras de logística y en la distribución de productos industriales.
En opinión de los máximos representantes del Cogiti y del CGE las reformas a desarrollar se deberían centrar en la "especialización tecnológica, la apuesta clara y decidida por la industria 4.0, por impulsar una "cada vez más necesaria" unión fiscal en el ámbito de la UE y que esté en perfecta coordinación con una estrategia de política industrial".
Además, Pich indicó que esta estrategia debería contar con decisiones estructurales y de largo recorrido, pensando más en el mañana que en el hoy, y en tres ámbitos muy decisivos que siguen sin resolverse como son el energético, el logístico y el de las infraestructuras, pilares "fundamentales y claves" en el análisis de todas las zonas industriales de éxito.
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